Mg. Javier González C.*

En Perú, a pesar de no encontrarse normada la Eutanasia, el Poder Judicial reconoció y autorizó por primera vez en la historia de dicho país el derecho de una persona a terminar con su vida. 

Bajo esa premisa, uno podría deducir que, entonces, lo que empieza siendo una situación tolerada y excepcional , se proyecta en los últimos años y empiezan a surgir en torno a ella nuevas cuestiones.
Primero, la extensión de los casos de eutanasia al sufrimiento no solo físico sino psíquico, siendo éste más difícil de calificar: ¿cuándo es intolerable el sufrimiento psíquico? Nadie duda que un enfermo terminal no va a recuperarse, pudiendo experimentar un sufrimiento intolerable, pero ¿y aquél que padece de un dolor psíquico? ¿Cómo se juzga su sufrimiento? En primer lugar, está la cuestión, claro, de si el consentimiento es válido en esas circunstancias. En una segunda instancia, si la enfermedad priva al paciente de la capacidad de decidir, a menos que hubiera manifestado su voluntad en este sentido anticipadamente. Pero ocurre, además, que en tales situaciones de sufrimiento psíquico cabe plantearse si el desconsuelo que padecen estos pacientes podría haber desaparecido de aplicarles el tratamiento adecuado o de haber encontrado un adecuado diagnóstico de su enfermedad.
Luego, se plantea si la eutanasia debe estar abierta a los menores que padecen ese sufrimiento intolerable y quién decide por ellos (se ha hablado mucho, por ejemplo, de los bebés con espina bífida).

Y continúa el debate con el choque entre el derecho a decidir del paciente y ¿el derecho a decidir de los médicos? Incluso, se ha abierto recientemente un debate aún más espinoso y es el de la eutanasia activa o el suicido basado en el deseo de la persona que, sin estar muy enferma, sin padecer un gran sufrimiento, entiende que no goza de una calidad de vida suficiente y que ha llegado, a su juicio, el momento de dejar de vivir. Este debate se ha planteado sobre todo en Holanda, que ha acuñado el concepto de “vida completa”, al igual que en Suiza que se habla de “cansancio vital”. Como se aprecia, en Europa la tendencia es cada vez más aperturista y, sobre todo entre los más jóvenes, el derecho a morir con dignidad se va postulando como un derecho más.              


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*Académico de la Escuela de Derecho UCN Antofagasta.