Dr. Pablo Manterola D.*

El rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, se muestra preocupado por la oferta pública de adquisición de acciones en la sociedad Azul Azul que prepara un fondo de inversión, Tactical Sport. El club de fútbol Universidad de Chile, que utiliza el nombre y algunos signos asociados a la casa de Bello, podría verse influido por accionistas cuya identidad, detrás de Tactical Sports, se desconoce, y eventualmente lesionar los valores universitarios. Considera incluso privar al club de su nombre y de esos signos. La sospecha que puede despertar el maridaje entre sociedades anónimas y fútbol profesional –y que el mismo rector insinúa en su entrevista– amerita reflexión.

La Ley Nº 20.019 de 2005 exige que las organizaciones deportivas profesionales se constituyan como sociedades anónimas deportivas profesionales (SADP), o bien como corporaciones o fundaciones. En el caso de las SADP, el club se organiza como un negocio, que aspira a repartir utilidades a sus dueños. En cambio, en las corporaciones y fundaciones, cualquier utilidad del club ha de ser reinvertida, porque no hay dueños a quienes repartir dividendos (sino solo miembros, en el caso de las corporaciones).

Constituirse como SADP presenta ventajas para un club. Permite obtener financiamiento no solo a través de deuda (pagando una tasa de interés) sino también a través de capital (sin pagar intereses, sino admitiendo nuevos accionistas que harán nuevos aportes y con quienes se compartirán los dividendos del negocio). La posibilidad de que estas sociedades hagan oferta pública de sus acciones en bolsa, como hace Azul Azul, profundiza esta ventaja, pues en un mercado abierto y líquido es más fácil obtener financiamiento barato. Nada de esto es posible bajo el esquema de las corporaciones y fundaciones, que deberán financiarse bien a través de deuda, bien a través de donaciones.

Pero la ventaja financiera de la SADP tiene su contrapartida. Los nuevos accionistas que proveen capital fresco pueden ser extraños a la identidad, historia y tradiciones del club. Un accionista importante que quisiera mantener su influencia en la SADP puede decidir no vender acciones ni incorporar a nuevos accionistas y así proteger esos valores, pero dejaría de aprovechar las ventajas financieras que la figura ofrece. La alternativa es establecer en los estatutos de la sociedad que quienes posean ciertas acciones (llamadas preferentes) tendrán el derecho a nombrar algunos miembros del directorio, a quienes se encomiende cautelar la tradición del club. Así lo prevén los estatutos de Azul Azul, que conceden a la Universidad de Chile el derecho a nombrar dos directores.

A la luz de lo anterior, parece injustificada –pero comprensible– la actitud del rector Vivaldi. La Universidad ha concedido la operación del club a una SADP (no a una corporación), y ha querido abrirse en bolsa, sin perder por ello presencia en el directorio (mediante acciones preferentes). Pero, como decían los antiguos, cuius commoda, eius incommoda: quien quiere los beneficios debe asumir los costos. La sociedad se llama anónima porque, especialmente en las sociedades abiertas, lo importante no es la identidad de los accionistas, sino la posibilidad de obtener financiamiento barato. Amenazar con retirar el nombre o signos del club (no que seguramente no será fácil) parece poco leal de parte de un accionista que eligió acogerse a estas reglas del juego.

Por lo demás, la Universidad de Chile siempre puede evitar la entrada de personas desconocidas ofreciendo un mejor precio que Tactical Sport mediante una “oferta competidora”, prevista en la Ley 18.045 sobre Mercado de Valores. Además, la misma ley exige comunicar al mercado el plan de negocios que anima a quienes efectúan la oferta, y la Comisión para el Mercado Financiero puede exigir información adicional, lo que quizás disipe las sospechas en torno a Tactical Sports. Así se devela una virtud de la Ley Nº 20.019, que permite aprovechar la compleja regulación de las sociedades anónimas para transparentar la operación del deporte profesional.

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*Académico de la Escuela de Derecho UCN Antofagasta.