Dr. Cristóbal Caviedes Paul*
Recientemente me pidieron escribir sobre la constitucionalidad del retiro del 10% de las AFP. No me había pronunciado al respecto por considerarlo innecesario. Comparto la opinión de mis colegas Jorge Correa, Sergio Verdugo y Constanza Hube, por lo que no veía sentido en repetir sus argumentos considerando que la reforma es un hecho consumado.
No obstante, pienso que esta reforma constitucional fue un resquicio para forzar gasto fiscal prescindiendo del gobierno. Pienso también que esta reforma debió aprobarse por 2/3 en lugar de 3/5 al afectar derechos básicos. Cierto, se argumentó que procedían los 3/5 pues se agregó una disposición constitucional transitoria; pero estas disposiciones generalmente existen para coordinar cambios en el funcionamiento del Estado, no para establecer políticas sustantivas. Naturalmente, este resquicio podría evitarse si se uniformasen los quórums de reforma constitucional, se redujesen las materias de ley de iniciativa exclusiva presidencial, y se buscasen otras formas de mantener la responsabilidad fiscal (p.ej., presupuestos plurianuales, iniciativa parlamentaria de gasto con aprobación gubernamental, etc.); pero esto es harina de otro costal. Baste decir que estos mecanismos deberían ser considerados en la nueva constitución.
Ahora bien, me parece más interesante la discusión detrás de la reforma: el dilema entre focalización y universalidad. El dilema es si uno prefiere tener políticas destinadas sólo a los más vulnerables (con su consiguiente burocracia), o si prefiere políticas sociales destinadas a todos, incluyendo quienes no las necesitan. Hasta ahora, la focalización parecía obvia. Sin embargo, la focalización hace aguas cuando se pasa de una sociedad de ingresos bajos a una de ingresos medios. Como señala Pablo Ortúzar, una vez solucionada la pobreza extrema, el problema pasa a ser la existencia de una clase media muy rica para el Estado, pero muy pobre para el mercado. Ergo, seguir haciendo lo mismo ya no funciona.
Es erróneo tratar la focalización o la universalidad como dogmas. Las políticas anti-pobreza funcionan mejor focalizadas; pero los sistemas de salud universales son más eficientes que los focalizados como el nuestro. Además, la elección entre focalización y universalidad no es binaria sino gradual. Uno puede universalizar o focalizar progresivamente una política dependiendo de las circunstancias. El fracaso del gobierno se debió en parte a su celo focalizador — celo que procede abandonar. Soy consciente de que pedirle esto al presidente Piñera es como pedirle que nazca de nuevo. Empero, como buen economista, él debería recordar que cuando los hechos cambian, lo racional es cambiar de opinión también.
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*Académico de la Escuela de Derecho UCN Antofagasta.