Académica Daniela Alegría fue parte de la instancia, donde se reflexionó acerca de convivencia democrática, tolerancia y memoria.

La profesora de la Escuela de Derecho de Antofagasta de la Universidad Católica del Norte (UCN), Daniela Alegría, participó en una de las sesiones de la Comisión de Ética de la convención constitucional, en su calidad de integrante de la Red de Filósofas Feministas en Chile.

En la instancia, los participantes reflexionaron sobre las temáticas de convivencia democrática, tolerancia y memoria, interviniendo la académica de la UCN acerca del ítem relativo a la tolerancia.

La profesora Daniela Alegría explicó que la Red de Filósofas Feministas en Chile pone a disposición de la convención constitucional talleres de ética, para que, desde la filosofía, se reflexione acerca de la importancia de la memoria, de la convivencia democrática y qué se va a entender como tolerancia y sus límites, el respeto por la diversidad y la dignidad humana con perspectiva de género e interseccionalidad.

En su intervención, la académica destacó que la convivencia democrática se ve alterada cuando se anula la singularidad de las personas, cuando se homologan sus diferencias y se considera que todos son una misma masa uniforme de ciudadanos sin identidad. Por lo tanto, “tolerar al otro en su diferencia, pues, se vuelve imperativo para la convivencia democrática. Sin la virtud de la tolerancia, la democracia se torna anti-democrática, y sabemos que la intolerancia solo conduce al autoritarismo y al totalitarismo”.

Añadió que no hay que olvidar las circunstancias de las personas de carne y hueso: su etnia, su género, sus creencias, sus sentimientos, su clase, sus proyectos de vida, etc., que las conforman como seres únicos, con virtudes, compromisos y deseos distintos entre sí. Si se elimina esta consideración, explicó, se corre el riesgo de que la convención constitucional de a luz la organización política de una soberanía sin pueblo, “una soberanía sin personas de carne y hueso”, cayendo así nuevamente en la exclusión de los grupos que ya han sido históricamente oprimidos. 

“Es importante señalar que la tolerancia en sí no es un valor. No es lícito tolerarlo todo, no se pueden tolerar falsedades, las expresiones destinadas a intimidar, oprimir o incitar al odio o la violencia contra una persona o un grupo en base a su etnia, religión, género, etc.”, destacó, subrayando que una buena convivencia democrática tiene que establecer que existen ciertas ideas que no deben ser expresadas, así como ciertos comportamientos que no deben ser permitidos -por ejemplo, actos en que se discrimine a los demás menoscabando su integridad-. Por tanto, se propuso al comité de ética establecer ciertas prioridades “porque, en la medida en que se permita tolerar cualquier tipo de expresión sin más, esto puede atentar contra los principios fundamentales de la sociedad dados por el marco de los derechos humanos”.

La intervención de la académica se puede revisar acá: https://bit.ly/3iGTcqx (desde minuto 47)