Con su publicación entran en vigencia una serie de regulaciones académicas durante el tiempo de educación no presencial.

"Chile sufre las duras consecuencias de la pandemia de Covid-19 que azota al mundo entero. Sus efectos se dejan sentir en cada ámbito de la sociedad y alcanzan, en distinta medida, a la mayor parte de la población, de manera particular en el Norte Grande. La enfermedad puede producir la muerte en una proporción relevante de las personas que la contraen, y en muchas supone tratamientos médicos intensivos. Al dolor ocasionado por la pérdida o sufrimiento de seres queridos, se agregan problemas familiares y sociales asociados a la necesidad de guardar la llamada distancia social. Entre los más graves se cuenta la mayor exposición a afecciones psicológicas y la pérdida de los ingresos del hogar, manifestación en cada familia de la crisis económica que vive todo el país. Existe, sin embargo, un sinnúmero de otras dificultades, como la falta de equipos o de conexión a internet, la necesidad de dedicar más tiempo al cuidado de la familia, y, a veces, la difícil convivencia en el hogar de personas con edades, tareas y situaciones muy diversas.

Nuestra Escuela de Derecho no es en absoluto ajena a esta realidad. Cada persona que integra sus estamentos –profesores, personal de apoyo a la academia, estudiantes– sufre, en sí y en su entorno, las consecuencias de la epidemia. Ya hemos debido lamentar la pérdida de padres, abuelos u otros familiares de personas que integran nuestra comunidad. Por otra parte, desde el punto de vista de la función social y académica de la Universidad, la Escuela ha debido modificar la forma de enseñar y aprender, investigar y vincularse con el medio, e incluso se ha visto en la necesidad de limitar significativamente sus expectativas sobre los resultados de estos procesos.

Tanto profesores como personal de apoyo y estudiantes hemos aprendido sobre la marcha cómo desempeñar nuestras tareas en este singular contexto. Estos meses han permitido recabar varias experiencias sobre enseñanza, evaluación y apoyo a personas en dificultad, algunas de las cuales se han implementado con algún éxito, mientras que otras se encuentran pendientes. Varios problemas y soluciones han sido levantados en el diálogo entre los estamentos estudiantil y profesoral, rasgo que distingue a nuestra Escuela.

Poner por escrito esas experiencias, transformándolas así en un compromiso, es el preciso objeto de este protocolo. Ha sido redactado con el deseo de facilitar que, con empeño y prudencia a la vez, nuestra comunidad lleve a cabo su tarea universitaria. Esta es la imprescindible contribución que ahora nos pide Chile".

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